domingo, 29 de diciembre de 2013

Los Hobos de los alrededores

Cerca de la estación de metro Viaducto hay un albergue a donde llegan a dormir muchas personas sin un lugar donde pasar la noche. Hacen fila por las tardes en la calle para poder alcanzar una cama para descansar y no pasar frío, sobre todo en estas fechas invernales.
El horario del lugar es algo raro, pues por lo que he logrado observar, durante el día funge como un centro recreativo o deportivo, no estoy del todo seguro; pero por las noches recibe a la gente. Cuando estudiaba la carrera y salía de casa de mis padres a las 6 de la mañana para llegar a clase de 7, caminaba hacia el metro y a lo largo de la calle, junto a mí, lo hacían una multitud de "indigentes", que se dedicaban a diferentes actividades durante el día. Unos vendían chicles, otros cantaban o tocaban alguna especie de instrumento, mientras unos más solo mendigaban. Supongo que hasta la fecha lo siguen haciendo. 
Esta zona es un lugar donde hay muchos Hobos, Homeless, vagabundos, pordioseros o indigentes. Elige la etiqueta que quieras.
El motivo de la entrada de hoy es la reflexión que me causó una de estas personas hace un par de días. Mientras regresaba de hacer compras para la cena de Año Nuevo, en una esquina se me acercó una muchacha.

- No me vas a ayudar,  ¿verdad? ¿Ves? Es porque ya nadie es humano, no le ayudan a nadie.

Debo ser sincero y decir que solo volteé a verla un par de segundos antes de cruzar la calle. Traía yo varias monedas en el bolsillo y no me hubiera costado mucho dejar mis bolsas a un lado para darle una o incluso compartirle algo de la comida que acababa de comprar. Pero creo que lo que más me impidió hacerlo fue la parálisis causada por lo que dijo, desee un inicio estaba negando la posibilidad de que la ayudara, pero más que eso, la parte en que dijo "ya nadie es humano" fue la que me dejó congelado. ¿En realidad ya nadie es humano? 
Llegando a casa, consideré seriamente bajar a darle una fruta o algo de comer, pero no lo hice. En vez de eso bajé a verla para preguntarle qué necesitaba y la encontré discutiendo con un grupo de personas.

- Yo no estoy loca pero la gente siempre me dice que estoy loca. Un señor me dijo ahorita que me callara que porque estaba loca, pero yo no estoy loca.

Observé un poco a la distancia y me retiré de vuelta, evitando cualquier conflicto, con ella o con las personas con las que estaba. ¿Fui humano o no-humano al tener un poco de miedo a acercarme? ¿Somos humanos todavía por catalogar a alguien de loco? Me pregunto si realmente la muchacha tendrá algún desequilibrio mental. De lo que estoy seguro es de que mucho de lo que dijo era verdad: Muchos de nosotros hemos dejado de ser humanos, aunque sea solo un poco. Nos preocupamos tanto por nosotros mismos y nuestros seres queridos, que olvidamos ayudar a la gente que puede ser querida. 
Damos monedas a los mendigos sin ni siquiera verlos a los ojos. ¿Darles una moneda así es mejor que no darles nada? Pero una vez más, me pregunto, ¿cuántos de nosotros estamos dispuestos a recibir a estas personas desconocidas en nuestras casas para la cena de Año Nuevo? Hemos dejado de confiar y de valorar a los extraños. Estoy seguro que pocos llegan a hacerlo.
Los miramos con desprecio, cuando llegamos a mirarlos. En serio, ¿quién de nosotros estaría dispuesto a dejar las comodidades que nos parecen cotidianas para vivir en la calle? Un día comiendo, otro y otro no; un día durmiendo en el albergue si es que alcanzamos lugar, y otro y otro y otro no. Cada uno de estas personas fue una vez un niño con sueños e ilusiones. ¿Qué les pasó para que terminaran así? ¿Es su culpa?¿Qué son ellos hoy y qué somos nosotros hoy si no estamos conscientes de los demás?

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